En esta sección, los alumnos y alumnas de 3º A han publicado una producción sobre La Celestina que tuvieron que realizar para contestar una de las preguntas de un examen. El requisito era que se iniciara "in media res" y que estuviera ambientada en el S. XXI. Esperamos que disfrutéis de la lectura.
La Celestina por Ezequiel Rodríguez
La Celestina (Andrea Benítez).
La Celestina por Ezequiel Rodríguez
Calisto.
- Ayer te twiteé, y no me contestaste.
Celestina.
- Perdona Calisto, es que no miré el twitter ayer.
Calisto.
- ¡¿Cómo?! En el tweet, te envíe lo que tenías que hacer, si no, leíste el
tweet, ¿Qué hiciste entonces?
Celestina. – Estuve haciéndole un mal de ojo al Barcelona, y
parece ser que ha funcionado. También estaba buscando ingredientes para un
brebaje que tenía que hacer, lo he llamado Cola – loca.
Calisto. - ¡Ay dios mío, Celestina! Pues te resumo: Tienes
que ayudarme a conseguir a Melibea; estoy enamorado de ella y quiero que ella sienta
lo mismo. Te pagaré con dinero negro. Estoy metido en un asunto corrupto ya que
tengo que vaciar el depósito que tengo, ¿entiendes?
Celestina. – Sí, con esto de la crisis todo el mundo es
corrupto. Mañana te twiteo y quedamos en algún sitio para contarte más detalles
de mi operación “Melibea´s Love”
(Celestina entra en una posada y empieza a hablar con un
criado de Calisto)
Criado. – Te voy a contar desde el principio: Calisto es un
joven galán, de familia adinerada, con muchísimos criados, pero me aprecia más
a mi; Melibea es una muchacha joven, muy guapa, su familia es de saneada
economía. Un día Calisto estaba en el Facebook y vio a Melibea. Tenía fotos con
su perro, sus criados, todas muy bonitas. Se enamoró a primera vista, por lo
que, contrató a una bruja que eres tú, para intentar conseguirla.
Celestina. – Vale, agregaré a Melibea al Facebook y hablaré
con ella; le diré que Calisto tiene los ojos verdes, que es moreno, muy
sentimental con un carácter muy alegre.
(En el chat de Facebook)
-Thu.Melibea: Hola, ¿Quién eres?
-Laa.Cele: Hola, soy Celestina, una amiga de Calisto, que me
ha dicho que le gustaría conocerte, ¿sabes quién es?
-Thu.Melibea: Si sé quién es. Me parece muy guapo, pero no
sé si me gustará.
-Laa.Cele: Vale perfecto; mira a las siete de la tarde
tienes una cita con él, en el restaurante Ca-Paco. Yo estaré allí antes para
darte una cosa.
[…]
Celestina. – Te he conseguido una cita con Melibea, y le
da´re un brebaje para que se enamoré de ti. Ya me puedes pagar que tengo muchas
deudas.
Calisto. – Toma, aquí tienes un cheque. Espero mi cita que
salga bien sino ordenaré tu muerte.
(En el restaurante Ca- Paco)
Celestina. – Toma Melibea, tómate este brebaje mío. Lo he
llamado Cola – Loca, te ayudará con tu cita.
Melibea. – Muchas gracias Celestina. Te haré un retweet s
todos mis seguidores. Ahora vete que está ahí Calisto… ¡Hola Calisto!
Calisto. – Hola Melibea ¿Co… Cómo estás?
Melibea: Muy bien, gracias por invitarme a cenar. Un
segundo, voy al baño.
(Melibea se toma la Cola – Loca de Celestina y se desmayó de
repente)
Calisto. – Melibea está tardando mucho, iré a ver que está
haciendo… ¡Melibea! ¿Estás bien? [Calisto abre la puerta del baño y se
encuentra a Melibea en el suelo] ¡Nooo! Este brebaje es de Celestina, ¡Será…!
Yo no puedo vivir con este sufrimiento… ¡Adiós! Adiós mundo cruel… (Coge un
cuchillo y se suicida)
Criado. – ¡Tenemos que matar a Celestina! Ha envenado a
Melibea, y Calisto al verla se ha suicidado. ¡Se va enterar la bruja esta! ¡Le
quemaremos la casa!
[Todos los criados fueron a la casa de Celestina… empezaron
a echarle gasolina]
Criado. – Arderás en el infierno…. ¡Adiós Celestina!
(Coge una cerilla, la enciende y la tira a la casa de
Celestina)
Continuará…
La Celestina (Andrea Benítez).
Paseaba Celestina por la calle principal del pueblo cuando Serpón la paró llamándola a gritos:
-¡Eh, venga! ¡Queremos nuestra parte del trato!.
Celestina, al volver la mirada para ver quién era el que la llamaba con ese vocerío, quiso esconderse en un bar que había doblando la esquina, pero cuando fue a entrar, Petronio la agarró del brazo con fuerza, llevándola hasta donde estaba Serpón.
-¡Suéltame de una vez!. ¡No tengo nada que daros!.
-Nos debes nuestra parte, quedamos en que te ayudaríamos a que Melibea se enamorara de Calisto, a cambio de la mitad del dinero.
-Fui yo quien consiguió enamorarla. ¡Vosotros no hicisteis nada! ¡El trabajo fue mío!.
Serpón y Petronio, que ya estaban bastante cabreados, decidieron encerrar a Celestina en una casa abandonada, pero mientras subían al último piso, la vieja, que ya era bastante descuidada, cayó por las escaleras y, al darse un golpe en la cabeza, murió.
Petronio y Serpón, asustados, salieron corriendo de la casa, pero cuando llegaron a la puerta se encontraron con las criadas de Celestina que, tras haberlos seguido, habían visto como su ama caía por las escaleras y moría. Éstas dos amenazaron con contar que habían sido ellos quienes la habían matado, pero antes de que pudieran salir corriendo para poder contarlo, Petronio y Serpón las mataron.
Tiempo después, al encontrar pruebas contra ellos, fueron encerrados en prisión.
Mientras tanto, Melibea esperaba la llegada de Calisto en su balcón. Éste, al intentar subir, resbaló por las escaleras y murió. Melibea, al oír los gritos de Calisto, se asomó al balcón y al verlo muerto se precipitó al vacío.
LA CELESTINA (Pedro Rico)
-¡Claro!- gritó la bruja con aire orgulloso.
-¿Estás segura?- preguntó incrédulo Calisto.
-¡Claro que puedo! Llevo ya mucho tiempo dedicándome a esto- dijo ella, que se llamaba Celestina, con aire más orgulloso todavía- y si no te lo crees... ¿Por qué has venido solicitando mis servicios?
-No lo sé- admitió con la mirada perdida- un amigo me dijo que podías hacerlo, y eres lo único que me queda si pretendo conquistarla...
Tal y como decía aquel joven, la idea de ir a visitarla había sido de un amigo, que dijo que funcionaba o al menos que en su momento había funcionado con él. Calisto seguía sin creerlo, pero era tal la atracción que por la bella Melibea sentía, que estaría dispuesto a hacer casi cualquier cosa, aunque para ello debiera perder la vida. Así que allí estaba él, sentado con la espada encorvada y la cara impaciente. Oteó la habitación en la que se encontraba sin ningúa tipo de disimulo, levantando levemente las cejas en señal de su asombro. Era una habitación oscura, algo pequeña y poco acogedora, y en ella se respiraba una atmósfera bastante inhóspita. Él se encontraba sentado en un lado de una mesa que se hallaba en medio de la habitación, y al otro lado de la mesa, se encontraba una joven, probablemente de ventipocos años, pero algo descuidada: Celestina. A su alrededor, ocultando toda la pared casi por completo, se erguían varias estanterías de madera, que soportaban en sus tablas diversos objetos, a su parecer, de brujería, entre los que se encontraban pociones, bolas de cristal, etc.Pero todo ello lo veía con dificultad, pues la única luz en toda la habitación provenía de una pequeña lámpara que proyectaba por toda la estancia un halo rojizo, lo que otorgaba tanto a la habitación como a Celestina un aspecto lúgubre.
-¿Qué va a usar?- balbuceó él algo inseguro- ¿Una de aquellas pociones?
-¿Qué?- exclamó ella- ¡Claro que no! Eso solo lo tengo de adorno. Pertenacían a mi abuela, que también era bruja. Pero no. Debemos adaptarnos a la vida actual. Eso ha quedado muy anticuado. Ahora nos servimos de las nuevas tecnológias. -explicó la bruja- ¿Pero qué te pensabas?.
Mientras decía todo esto había sacado un portátil y lo había puesto sobre la mesa. Lo giró para que Calisto lo viera y observó que había conseguido meterse en su cuenta de Facebook.
¿Cómo?- exclamó él incrédulo.
-Soy bruja- le interrumpió ella- no me subestimes.
Entonces ella se levantó y se puso junto a él para seguir con su plan: le escribió un mensaje privado a Melibea. El contenido del mensaje era indescriptible. Comprendía, además de letras y números, todo tipo de signos, a lo que Calisto reaccionó convirtiendo su rostro en un auténtico signo de interrogación.
Pasaron unos diez minutos y, al cabo de ese tiempo, llamaron a la puerta. Ambos fueron a abrir. Celestina se adelantó y tiró del pomo, y cuando estuvo abierta, delante de Calisto apareció la bella imagen de Melibea con una sonrisa de oreja a oreja. Nada más ver a Calisto, salió corriendo hacia él y se fundieron en un caluroso abrazo. Él intentó disfrutar del momento, pero no pudo evitar admitir para sí que aquello no era más que una falsedad.
-¿Estás segura?- preguntó incrédulo Calisto.
-¡Claro que puedo! Llevo ya mucho tiempo dedicándome a esto- dijo ella, que se llamaba Celestina, con aire más orgulloso todavía- y si no te lo crees... ¿Por qué has venido solicitando mis servicios?
-No lo sé- admitió con la mirada perdida- un amigo me dijo que podías hacerlo, y eres lo único que me queda si pretendo conquistarla...
Tal y como decía aquel joven, la idea de ir a visitarla había sido de un amigo, que dijo que funcionaba o al menos que en su momento había funcionado con él. Calisto seguía sin creerlo, pero era tal la atracción que por la bella Melibea sentía, que estaría dispuesto a hacer casi cualquier cosa, aunque para ello debiera perder la vida. Así que allí estaba él, sentado con la espada encorvada y la cara impaciente. Oteó la habitación en la que se encontraba sin ningúa tipo de disimulo, levantando levemente las cejas en señal de su asombro. Era una habitación oscura, algo pequeña y poco acogedora, y en ella se respiraba una atmósfera bastante inhóspita. Él se encontraba sentado en un lado de una mesa que se hallaba en medio de la habitación, y al otro lado de la mesa, se encontraba una joven, probablemente de ventipocos años, pero algo descuidada: Celestina. A su alrededor, ocultando toda la pared casi por completo, se erguían varias estanterías de madera, que soportaban en sus tablas diversos objetos, a su parecer, de brujería, entre los que se encontraban pociones, bolas de cristal, etc.Pero todo ello lo veía con dificultad, pues la única luz en toda la habitación provenía de una pequeña lámpara que proyectaba por toda la estancia un halo rojizo, lo que otorgaba tanto a la habitación como a Celestina un aspecto lúgubre.
-¿Qué va a usar?- balbuceó él algo inseguro- ¿Una de aquellas pociones?
-¿Qué?- exclamó ella- ¡Claro que no! Eso solo lo tengo de adorno. Pertenacían a mi abuela, que también era bruja. Pero no. Debemos adaptarnos a la vida actual. Eso ha quedado muy anticuado. Ahora nos servimos de las nuevas tecnológias. -explicó la bruja- ¿Pero qué te pensabas?.
Mientras decía todo esto había sacado un portátil y lo había puesto sobre la mesa. Lo giró para que Calisto lo viera y observó que había conseguido meterse en su cuenta de Facebook.
¿Cómo?- exclamó él incrédulo.
-Soy bruja- le interrumpió ella- no me subestimes.
Entonces ella se levantó y se puso junto a él para seguir con su plan: le escribió un mensaje privado a Melibea. El contenido del mensaje era indescriptible. Comprendía, además de letras y números, todo tipo de signos, a lo que Calisto reaccionó convirtiendo su rostro en un auténtico signo de interrogación.
Pasaron unos diez minutos y, al cabo de ese tiempo, llamaron a la puerta. Ambos fueron a abrir. Celestina se adelantó y tiró del pomo, y cuando estuvo abierta, delante de Calisto apareció la bella imagen de Melibea con una sonrisa de oreja a oreja. Nada más ver a Calisto, salió corriendo hacia él y se fundieron en un caluroso abrazo. Él intentó disfrutar del momento, pero no pudo evitar admitir para sí que aquello no era más que una falsedad.
Hola a todos, yo como todas mis compañeras, os dejo aquí mi versión actualizada de la Celestina. Os diré que empieza in media res, osea, por la mitad, para que os situeis un poco, además, el final es trágico. Recordad que aunque sea una versión actualizada, los personajes y los sucesos que ocurren, se mantienen. Espero que os guste.
No debería haber dejado que esta situación avanzara. Sé que enamorarme de Calisto puede llevar a situaciones de riesgo. Pero, ¿y qué? somos jóvenes y con ganas de conocer cosas nuevas.
Con estos tiempos de crisis, ¡tiene bastante dinero! Aunque claro.. ¡yo también tengo! Así que está claro que por el dinero no le quiero.
desesperadas sueltas por ahí..más vulgarmente conocidas como ''perras'', que espero que no me esté engañando.
Pero.. estas dudas me comen por dentro, y para poder dormir tranquila por las noches, creo que lo mejor será ponerme a ver uno de esos programas cutres de tarot de la televisión y después llamar. Porque según me han dicho, hay una tal Celestina que suele dar en el clavo la mayoría de las veces. Además, mi ordenador está roto y esta noche no tengo nada mejor que hacer.
Os explicaré:
Me llamo Melibea. Soy una joven muchacha, bueno.. tan poco muy joven, pero las cremas anti-arrugas funcionan muy bien. Vengo de una buena familia, que con los tiempos de crisis que corren, creo que soy un buen partido.
Mi padre ha dedicado su vida a atesorar bienes, y no porque sea un tacaño, sino porque él es un hombre ahorra.. bueno sí, es un tacaño.
Vivo en un gran edificio. Todo es mío. Pero para mantenerlo hace falta cuidarlo diariamente. Para ello, hay gente trabajando a nuestro servicio, aunque crep que nos odian, eso es por la envidia. ¡Ya les gustaría tener una vida como la mía! Además, que ¡los uniformes son de Prada
Bueno, seguiré contando la historia antes de irme por las ramas:
Estoy enamorada locamente de Calisto. Es un chico perfecto, con sus estudios en Oxford, guapo, alto.. ¿qué mas deciros de él? ¡Ah sí! Que es mío.
En fin, después de esto, seguiré por donde iba antes.
Llamaré a Celestina y yo misma la juzgaré..
[Suena el teléfono. Ring..ring..]
-Hola, cuéntame. ¿Cuáles son tus problemas, y en qué puedo ayudarte? ¿Qué es lo que te inquieta o perturba?
+Hola, he decidido llamarte porque me han dicho que eres buena en esto, y espero que así sea.
Sólo quiero saber si Calisto está verdaderamente enamorado de mí.
Celestina sabía perfectamente quién era yo, y le dolía mucho que los dos estuviéramos tan enamorados, sabiendo que una de las criadas de él, y también amiga de ella, estaba ciegamente enamorada de él.
Así que pensó que lo más acertado sería mentir:
-''Siento que la respuesta no seas la que quieres escuchar, pero es la verdad''-me dijo al otro lado del teléfono.
Supe entonces que Calisto jugaba con mis sentimientos, así que decidí mandarle un sms para quedar con él.
Quedamos en el ciber-café donde quedábamos siempre, y después de eso, fuimos a dar una vuelta cerca de las vías del tren.
Saqué ese tema tan doloroso para mí.
Él lo desmintió. Dijo que me quería, pero yo estaba llena de rabia. Me sentía utilizada, y no podía actuar como persona. Creía que me seguía engañando, y no podía aguantarlo más.
Vi cómo se acercaba el tren.. y sí, le empujé como si fuera una asesina.
Rápidamente me tiré a la vía, como si pudiera salvarle. En el bolsillo de su chaqueta encontré una carta de amor para mí, y nos anillos de boda.
No podía creer lo que había hecho. Me quería de verdad, y yo se lo pagaba así.
Sufrir es el modo de estar activo sin hacer nada.
Así que decidí que si yo moría, me reuniría con él. Podría darle explicaciones. Quizá estaba desvariando un poco, pero ya no importaba nada, absolutamente nada.
Pero antes de hacer algo, llamé a Celestina para decir lo que había hecho, contarle como había arruinado mi vida.
Me dio explicaciones de todo lo que me había dicho. De cómo por, ayudar a unos, arruinaba a otros..
Ya no podía más. Me subí en lo más alto de mi edificio, me vendé los ojos, y me tiré.
Morí joven, pero morí por amor, por reunirme con la persona a la que más había amado en toda mi vida.
En cuanto a la hechicera esa, nunca más supe de ella. Aunque estando muerta, ¿cómo podría saber de ella?
(Ana Tadea Sánchez)
LA CELESTINA
La ventana se abría y cerraba provocando un incesante sonido, extraño e imposible de comprender. El sol se reflejaba en cada una de las paredes de la sala, aquella habitación había dejado de ser un lugar seguro.
Calisto no podía creer lo ocurrido. Primero, observó a Melibea y pudo contemplarla al tiempo que pensaba que nunca hallaría una mujer más bella que aquella joven por mucho que anduviera por el mundo. Después, se giró a su izquierda y pudo ver a la bruja, fea y egoísta, a las que muchos se habían empeñado en llamar "La Celestina".
Sólo estaban los tres, de eso estaba seguros, entonces... ¿Quién había robado las joyas? A Calisto no le cabía ninguna duda: había sido la Celestina.
-¡Lástima!-exclamó la mujer dando un pisotón al suelo y rompiendo el silencio que se había formado-. Con la de cosas que podía haber hecho yo con ese oro...
La joven miró sorprendida a la alcahueta y se llevó la mano al bolsillo nerviosa al tiempo que deliberaba sobre la inocencia de aquella mujer en el asunto.
Calisto agarró bruscamente a la hechicera por el brazo y la llevó a un lado de la habitación. Ésta, estaba prácticamente vacía y lo único que alguien podía ver allí eran escasos libros colocados de forma ordenada en una estantería que no era más que simple atrezzo y que, realmente, escondía la entrada a la caja fuerte; sin embargo, la habían saqueado vilmente.
- O sea, que intentas hacerme creer que no has sido tú ¡Me parece muy fuerte!-reprochó Calisto a la Celestina que se mostraba inmune.
- La duda ofende-atajó ella tranquila, mientras le quitaba el polvo amablemente de la americana-. Aunque por un cincuenta/cincuenta o un sesenta/cuarenta le digo un conjuro que, seguro, recupera usted las joyas. Para que vea que no soy rencorosa-le dio tres palmaditas en el hombro.
Calisto se retiró unos centímetros, después miró a la muchacha que estaba escuchándolo todo al tiempo que jugaba con un mechón de su pelo.
-Melibea-comenzó-. Sal fuera, que tengo que hablar con Celestina.
La chica salió permitiendo que el sonido de sus tacones resonarán por toda la casa.
-¿Ve cómo puede fiarse de mí?-preguntó la Celestina al ver a la joven salir de la sala-. Antes la niña no le hacía ni caso y ahora tiene a la chiquilla "enamorá".
El joven intentó ignorarla, pero no pudo evitar ruborizarse ante aquella afirmación. Dio un suspiro.
-Supongo que tienes razón, creo que deberí...
Antes de que tuviese ocasión de finalizar la frase, hubo un grito ahogado que retumbó por todo el edificio.
El tiempo se detuvo... ambos salieron de la sala, al chico se le subió el corazón a la garganta.
Cuando salieron, hallaron las joyas en la sala contigua. Pero, Melibea no estaba; en su lugar, había una nota en la que se leía <<Tempus Fugit>>.
Aquella letra le resultó familiar a Calisto. Estaba seguro de haberla visto días atrás, en aquel lugar que nunca olvidaría...
MARI CARMEN SANTANA
La Celestina
Hola compañeros aquí os dejo una versión actualizada de La Celestina, en mi relato toda es igual a la versión original, pero todo esta redactada de forma más moderna. Espero que os guste.
Calisto: A ti te quería ver yo.
Celestina: ¿ Por qué ? ¿ A qué te refieres ?
Calisto: Vi ayer a una chica preciosa, que jamás había visto. Yo me fijé en ella pero ella pasó de mí, y me han dicho que tú me podrías ayudar.
Celestina: Mmm, pues cuéntame con más detalle todo lo que ocurrió.
Calisto: Esta bien. Un día como otro cualquiera, salí a pasear como de costumbre. Entonces la vi allí, con sus amigas, riéndose, y me pareció una chica muy divertida y simpática. Cuando se lo conté amis amigos me dijeron que la conocían, así que que la presentaron en una fiesta... estuvimos hablando pero no pasó nada más.
Celestina: Bueno, te daré las pautas que tienes que seguir y verás que todo irá bien.
Calisto: Vale ¡empecemos cuanto antes!
Pasaron las semanas y seguía sin saber nada de la chica, pensé que Celestina me había tomado el pelo y que me había engañado. Estando tranquilo en casa, llaman a la puerta ...¡es ella! Mis amigos le habían dado mi dirección el día de la fiesta. Se quedó toda la noche conmigo y empezamos a conocernos.
Mis amigos fueron a ver a Celestina para decirle que ellos también habían colaborado con lo mio y lo de Melibea, y querían parte del dinero que le dí yo a ella por el hechizo. Celestina les dijo que no, que todo lo que tenía iba a ser para ella. Cogieron tal cabreo que mataron a Celestina. Cuando me enteré...
Calisto: No sé cómo habéis podido hacerme esto.
Amigos: No pasa nada, te dará lo mismo..
Yo, pensando que lo iba a pasar mal y que no podría vivir sin ella, decidí suicidarme. Melibea se enteró de lo ocurrido... ella realmente se había enamorado de mí. Así que decidió estar el resto de la vida junto a él. ( Paola Solera )
Aquí os dejo mi versión de la Celestina. Espero que os guste.
La Celestina
Calisto se encontraba en el salón de su mansión con los empleados. Uno de los empleados vio muy preocupado a Calisto y le preguntó:
-Señor, ¿qué le ocurre?
-Me he enamorado de una mujer bellísima,agradable...llamada Melibea. El empleado le volvió a preguntar:
-¿Pero... ella no le ama?
-No.
Juan, sin más dilación, fue a contárselo al resto de empleados que su señor se había enamorado de Melibea. Melibea era una mujer guapa, morena, de ojos verdes, pelo largo, alta y con mucho dinero. Uno de los empleados llamada Cecilia, le comentó al resto de empleados que en el pueblo había una bruja que hacía realidad todos los deseos que le pidieran. Juan fue a contarle a Calisto lo de la bruja, Celestina, y Calisto rápidamente fue a buscarla por el pueblo. Cuando la encontró, le preguntó:
-Celestina, ¿usted podría hacer realidad mi deseo?
-Claro que si, pero con una condición: todo lo que hago tiene precio -Le contestó Celestina.
-Te daré una parte de mis reliquias.
La Celestina, lo único que quería era sacarle dinero a Calisto. Ambos acordaron en que la bruja, iba a entrar el día siguiente como una nueva empleada.
A la mañana siguiente, Celestina, ya trabajaba en la casa.Mientras Calisto reunía al resto de empleados, Celestina preparaba un hechizo para enamorar a Melibea de Calisto. Juan entró a la cocina por un vaso de agua; cuando vio a Celestina haciendo el hechizo, se lo contó al resto de empleados. Los trabajadores le dijeron a Calisto que ellos también querían una parte de sus reliquias.
-Yo os daré a cada uno, una parte de mis reliquias, pero no podrán contar a nadie lo que habéis visto - le dijo Calisto.
Finalmente, invitaron a Melibea a la mansión y cuando le sirvieron el café, le echaron la pócima preparcida en él. Melibea se enamoró de Calisto, pero ocurrió una tragedia. Tras tomar la pócima, Melibea murió y el resto de empleados y Calaisto murieron matándose uno a otros.
Ni Calisto pudo casarse con Melibea, ni los empleados ni Celestina consiguieron las reliquias.
(Cristina Bermúdez Navarro)
Aquí os dejo mi versión de la Celestina.Espero que os guste:
LA CELESTINA.
Estando Calisto y Celestina en casa, Calisto le comentó a ésta:
-Quiero que vayas a casa de Melibea y le digas que vaya a las 12:00 de la noche a la plaza, que allí le esperará una sorpresa.
Celestina, aprovechándose de Calisto, le dijo:
-Yo lo hago, pero a cambio me tienes que dar 50€.
Y dijo Calisto:
-¡50€!¡Sólo por ir a casa de Melibea y decirle que vaya a la plaza!
-Pues claro, yo ahora podría estar tan tranquila en mi casa viendo la tele, y estoy aquí, ayudándote.
-Venga, vale, pero espero que valga la pena.
Y otra vez más, Celestina se aprovechó de Calisto sacándole 50€. Llegaron las 12:00 de la noche, y estaba Calisto en la plaza sentado en el banco, con mucho frío, pero nadie aparecía. Harto de esperar, se fue a casa. Al día siguiente, cuando Celestina llegó a casa, estaba Calisto sentado en el sofá, y Celestina preguntó:
-¿Qué te pasa?
-Pues que ayer estuve en la plaza hasta las 2:00 de la mañana esperando, y nadie apareció.
-Pues no sé qué ha podido pasar, si yo se lo dije a Melibea.
-¡Sí, claro! Tú te has quedado con mis 50€ y no le has dicho nada a Melibea.
Aunque eso era verdad, Celestina seguía negando lo que Calisto decía. Celestina, es muy hábil y alcahueta. Se aprovecha mucho de la buena fe de Calisto. Entonces, Calisto, que estaba harto de Celestina, le dijo que se fuera, que no la quería ver más. Celestina, enfadada cuando llegó a su casa, hizo un hechizo contra Calisto, que más tarde se cumplió. Estaba él en casa, cuando Melibea llegó, y estando los dos hablando, ella se desmayó.
Cuando Calisto y Celestina se encontraron por la calle, Celestina le preguntó a Calisto:
-¿Qué tal está Melibea?
Y Calisto respondió:
Y Calisto respondió:
-Pero tú ¿cómo sabes lo que le ha pasado?
Entonces, fue cuando Calisto supo que Celestina le había hecho un hechizo. Calisto denunció a Celestina. Esta fue apresada, y Melibea y él se fueron a vivir lejos, pero desde la cárcel, Celestina decía:
-Jamás os dejaré vivir. ¡JA, JA, JA!
CONTINUARÁ...Nazaret Romero.
Hola, aquí os dejo mi versión de la Celestina en el siglo XXI.
(Lola Vilches)
La Celestina se apoyó sobre la mesa. Cogió un cigarrillo y empezó a fumar. Semprovio seguía inmóvil mirando la tele, estaba viendo un canal local que nunca había emitido nada que mereciese la pena. Mientras tanto, Leo, el otro criado, un chico joven y pecoso, intentaba a duras penas mantener la calma. Pero aquella mujer era capaz de hacerle perder los nervios a cualquiera. Aquella mujer tosca y fea, con aquellos ojos negros y hundidos, y esa mirada fría capaz de matar... Eso era lo que ponía a Leo tan nervioso. Desde luego no parecía dispuesta a soltar ni un euro.
Cuandodespués de un enorme silencio, Celestina cogió del paquete su quinto cigarro, Leo estalló:
-¡¿Cuánto tiempo piensas tenernos aquí?! Maldita vieja, sabes que la mitad de ese dinero es nuestro.
Celestina parecía inmutable. Cogió el mando y le apagó la televisión a Semprovio. Luego, se dirigió al frigorífico, cogió una barrita dietética, se la comió lentamente y replicó:
-Ante todo, quiero que sepáis algo. Jamás veréis ni un solo céntimo de ese dinero. No intentéis denunciarme, no conseguiréis nada. En esta ciudad nadie os conoce, y tú Semprovio, tienes antecedentes. Además, os recordaré un vez más que se trata de dinero negro, por lo que no se lo pensarán mucho antes de meteros en la cárcel. Tampoco intentéis tomaros la justicia por vuestra mano porque creedme cuando os digo que sé defenderme. Una vez que atraviese esa puerta no volveréis a verme ¡jamás!
Entonces, Semprovio, que hasta entonces había permanecido en silencio dijo:
-¡De aquí no se va ni Dios!
Y acto seguido sacó de debajo del sofá una pistola Magnun, de gran calibre. Le temblaban las manos.
A veinte kilómetros de allí, Calisto intentaba, sin éxito, abrir la puerta de aquel hotel. Llovía a cántaros y los gritos de Melibea se perdían entre las gotas de lluvia. Asomada a una ventana, la joven, empapada, en pijama y con su pelo rubio mojado y pegado a la cara, gritaba. Calisto aporreaba la puerta, desesperado. Gritaba y tocaba al portero automático una y otra vez. En un hotel como aquel, estaba claro que nadie le iba a abrir. El personal estaría en el restaurante, en el bar, o atendiendo en recepción a personas mucho más importantes que él. Nadie oía a aquel pobre desgraciado, excepto Melibea, que estaba recluida en su dormitorio porque su padre consideraba que no eran horas de salir.
Calisto se cansó. Se subió a un árbol y saltó agarrándose al canalón. ¡Qué mala suerte! Sus manos cansadas no soportaron el peso de su cuerpo y éste se precipitó al vacío. Y un grito desgarrador destrozó por dentro a Melibea. Gritó y gritó. Y luego, al no poder soportar el dolor, simplemente abrió la ventana y saltó. Saltó porque el dolor se la comía por dentro, porque dentro de ella había algo que le decía que no había nada que valiese más la pena que morir junto a la persona que habría dado su vida por ella. Saltó porque no creía que hubiese una opción mejor.
¡Sois los mejores! Ay! qué suerte he tenido este año con mis alumnos y alumnas! ¡Os quiero chic@s!
ResponderEliminarPedro eres un desgracia, ¿qué haces poniendo tu nombre en mi introducción xuloh? JAJAJA
ResponderEliminarostia :O no tengo ni la menor idea de qué hace eso ahi jajaj ahora lo cambio xD
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